La diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) son conceptos asociados al éxito, a la innovación y productividad. En la actualidad, la inclusión se ha convertido en un tema cada vez más prioritario para las empresas y organizaciones de todo el mundo. Según un estudio sobre la diversidad y la inclusión, en España más de la mitad de las empresas (55%) han incorporado programas de inclusión en sus modelos de negocio. Crear un ambiente de trabajo diverso es crucial para garantizar la igualdad de oportunidades para todos los empleados, y así no solo conseguir un espacio laboral éticamente correcto, sino también un mayor rendimiento y satisfacción por parte de la empresa y sus trabajadores.
Hacia una empresa inclusiva
Que una empresa pueda definirse como DEI de cara al público, y de la misma manera la definan sus trabajadores, dice mucho de política laboral y sus prioridades como organización. Es importante mostrar y adoptar los valores que reflejan la inclusión y la diversidad que se pretende fomentar en el lugar de trabajo. Aun así, hay programas de diversidad que pueden fracasar, y esto lo vemos reflejado en los resultados de planes poco trabajados que se han planteado para conseguir la etiqueta de “empresa inclusiva”. Por ello, es importante establecer una estrategia global que sea eficaz para obtener los objetivos empresariales y apoyar a los trabajadores. Para ello, es imprescindible considerar varios factores que afectan directamente al funcionamiento interno y externo de las empresas.
Adaptación y cambio
En primer lugar, inclusión significa crear un ambiente en el que todos los empleados se sientan valorados, respetados y escuchados en la toma de decisiones. Se trata de incluir a todos los trabajadores para fomentar la colaboración y el trabajo en equipo. De esta manera, se idean proyectos conjuntos en los que se discuten temas importantes teniendo en cuenta diversas perspectivas para un mayor desarrollo empresarial. Esto genera motivación y compromiso por parte de los trabajadores y a la vez crea un mejor ambiente laboral. Así pues, las organizaciones tienen que estar dispuestas al cambio y adaptarse a un nuevo sistema de trabajo alejado de la discriminación enfocado en la integración de todos los empleados. Una forma de saber si su práctica está funcionando, es mediante cuestionarios de opinión de los empleados o bien estableciendo una revisión periódica de la estrategia de diversidad planteada.
Por otro lado, es primordial establecer políticas inclusivas que protejan a todos los empleados, garantizando que cada uno de ellos sea tratado con respeto en su lugar de trabajo. Estas políticas pueden incluir igualdad de oportunidades de manera justa, es importante que sean explícitas, bien comunicadas y aplicadas de forma consistente en toda la organización. Además, estas fomentan una cultura de apoyo fundamental para los empleados, por tanto, es imprescindible crear un sistema de retroalimentación que permita a los trabajadores compartir sus comentarios de manera constructiva.
Asimismo, para impulsar un plan de igualdad, el cambio debe empezar desde dentro. Las diferencias y la diversidad tienen que ser vistas como una ventaja en el espacio laboral, un lugar en el que hay personas de diferentes culturas, géneros, edades y habilidades para promover oportunidades de desarrollo y crecimiento. La promoción de políticas inclusivas y la educación sobre la diversidad son fundamentales y no hay excusa que no permita gestionar la equidad en las organizaciones, pero para ello es probable que se necesite contratar especialistas en DEI.